jueves, 15 de abril de 2010

¿Y qué hay de la flexibilidad temporal?

Sí al hecho de trabajar una media de 1.800 horas de trabajo anuales (250 horas más que la UE15), le añadimos los horarios que aplicamos a nuestra jornada laboral nos encontramos que vivimos para trabajar y no trabajamos para vivir. Nuestros horarios se caracterizan en general por comienzos tardíos, largas pausas para la comida. Sabemos cuando entramos pero no cuando salimos. Además, hay una clara cultura empresarial de medir al trabajador por las horas de permanencia en la oficina y no por su rendimiento y eficacia, lo que provoca una espiral de fracaso.

Por ello y porque todos tenemos una vida personal que desarrollar, en la actualidad existe una falta de compromiso con el proyecto laboral que se desempeña, lo que incide directamente en absentismo justificado (problemas derivados del estrés) e injustificado (ausencias por resolver circunstancias personales como tutorías, días sin cole, controles médicos…).

Y muchos son los empleados que se cuestionan: ‘¿Si a la empresa no le importa mis circunstancias personales, por que yo tengo que preocuparme por la empresa?’. Es un claro ejemplo de corresponsabilidad. Es necesario ofrecer una amplia gama de flexibilidad temporal en las empresas para que las personas puedan compaginar su vida personal con la laboral y poder obtener una productividad óptima.